Coronavirus: por qué un cadáver también puede ser contagioso y obliga a llevar un protocolo especial

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José de Toledo

Al drama de las muertes por coronavirus se ha sumado, desde hace algunos días ya, un problema extra: las funerarias están teniendo problemas para hacerse cargo de los cadáveres. Y no sólo porque, por desgracia, estén teniendo más trabajo del que desean. Es que hay que tener ciertas precauciones, que no son sencillas en estos momentos.

Las empresas y los trabajadores están pidiendo que se les aseguren equipos de protección individual, pero ¿existe alguna razón de carácter científico-técnico, o es una precaución exagerada?

La respuesta corta, simple y sencilla es: se está haciendo lo que se debe hacer. En las circunstancias actuales, es una cuestión de salud pública, porque los cadáveres de los fallecidos por coronavirus pueden transmitir el contagio.

Un infectado por coronavirus tiene partículas virales, esto es algo obvio. Y un fallecido por coronavirus, como también es obvio, sigue teniendo el virus en su interior. Los virus, no sólo el coronavirus, permanecen en los tejidos durante un periodo de tiempo después del deceso. En el caso del coronavirus aún no está claro cuánto tiempo, ya que todo es nuevo, pero que permanece sí es seguro.

Pero es que, además, la carga viral de un fallecido es alta. Si alguien fallece a causa de una infección, la cantidad de patógenos en su organismo es alta, que es lo que mide la carga viral – a grandes rasgos y con matices, pero nos sirve para entendernos. Recordemos que una de las apreciaciones de los expertos desde que se extendió la pandemia es la importancia de la carga viral a la hora de explicar la gravedad en los síntomas de un paciente de coronavirus, independientemente de su edad.

Desde un cadáver el virus puede pasar a los técnicos y trabajadores de la funeraria, a los familiares que velen el cadáver – otra actividad que tampoco se está permitiendo – y a tantos como entren en contacto con él.

También podría ser que actuase de reservorio del virus (hospedador de largo plazo de un patógeno que causa una enfermedad infecciosa) que se quedase latente en los cadáveres. Es poco probable, muy poco, pero en estos casos es mejor no arriesgarse teniendo en cuenta la poca información aún existente sobre el coronavirus.

De hecho, es la razón tras el malestar de parte del gremio de las funerarias, quienes en muchos casos no están seguros de si todos los cadáveres que deben manipular están infectados por covid-19, por lo que solicitaron una mejora en los protocolos.

El protocolo establecido a una víctima por coronavirus

En este sentido, las reglas son estrictas: una vez se ha producido el fallecimiento, el personal asistencial que haya estado administrando los tratamientos o cuidados al fallecido (tanto en hospitales como en residencias) es responsable de introducir el cuerpo bien en una «bolsa sanitaria estanca» o bien en «un doble sudario de plástico» y en ambos casos se debe pulverizar con desinfectante para evitar dejar cualquier rastro del virus.

El protocolo prohíbe a su vez hacer autopsias o recoger muestras del cadáver, y cuando se trate de cadáveres con confirmación, en investigación o sospecha evidente de enfermedad COVID-19, el personal deberá llevar «equipos de protección personal». Una vez se haya trasladado el féretro, las autoridades obligan a introducirlo en cámaras frigoríficas aisladas del resto hasta la incineración o enterramiento.

Coronavirus: why a corpse can also be contagious and requires a special protocol

José de Toledo

To the drama of the deaths by coronavirus has been added, for some days now, an extra problem: the funeral homes are having problems to take care of the corpses. And not just because, unfortunately, they are having more work than they want. It is that you have to have certain precautions, which are not easy at the moment.

Companies and workers are asking for personal protective equipment to be secured, but is there a scientific-technical reason, or is it an exaggerated precaution?

The short, simple and straightforward answer is: you are doing what must be done. In current circumstances, it is a matter of public health, because the corpses of those killed by coronavirus can transmit the contagion.

A coronavirus infected has viral particles, this is obvious. And a deceased by coronavirus, as is also obvious, still has the virus inside. Viruses, not just the coronavirus, remain in the tissues for a period of time after death. In the case of coronavirus it is not yet clear how long, since everything is new, but that it remains is safe.

But it is also that the viral load of a deceased is high. If someone dies from an infection, the amount of pathogens in their body is high, which is what the viral load measures – roughly and with nuances, but it helps us to understand each other. Recall that one of the experts’ insights since the pandemic spread is the importance of viral load in explaining the severity of a coronavirus patient’s symptoms, regardless of age.

From a corpse the virus can pass to the technicians and workers of the funeral home, to the relatives who watch over the corpse – another activity that is not being allowed either – and to as many as come into contact with it.

It could also be that it was acting as a reservoir for the virus (long-term host of a pathogen that causes an infectious disease) that remained latent in the corpses. It is unlikely, very little, but in these cases it is better not to take risks considering the little information that still exists about the coronavirus.

In fact, it is the reason behind the discomfort on the part of the funeral parlor, who in many cases are not sure if all the bodies they must handle are infected with covid-19, so they requested an improvement in the protocols.

The established protocol for a coronavirus victim

In this sense, the rules are strict: once the death has occurred, the healthcare personnel who have been administering the treatments or care to the deceased (both in hospitals and in residences) are responsible for putting the body well in a «sanitary bag waterproof «or in» a double plastic shroud «and in both cases it must be sprayed with disinfectant to avoid leaving any trace of the virus.

The protocol in turn prohibits autopsies or collecting samples of the corpse, and in the case of corpses with confirmation, investigation or evident suspicion of COVID-19 disease, personnel must wear «personal protective equipment». Once the coffin has been transferred, the authorities force it to be placed in cold rooms isolated from the rest until cremation or burial.

Comunicador/a Intercultural

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