Arboles lucharon en primera fila para salvar vidas tras el paso de Eta en Bilwi dice poetiza costeña

Compartir

La Poetiza costeña Brigitte Zacarias Watson, describe en su relato como vivió los momentos más duros de su vida cuando Eta pasaba con vientos de 280 kilómetros por hora, derivando todo a su paso, después de todo vio muchos árboles enormes caídos, acaricio sus fustes y les dio muchos besos porque considera que ellos lucharon en primera línea para protegerlos.

Con el permiso de la poetisa compartimos el relato que ella misma escribió tras el paso del huracán Eta en Bilwi, Caribe Norte.

Habíamos pasado una noche bien cargada de trabajo, atendiendo cientos de llamadas. Hablando, organizando a la gente por sector, buscando casas albergues, preparando clínicas, hablando con el Pastor, revisando las infraestructuras de las casas donde calculamos qué podría ser un buen albergue.

Llamando y Organizando por grupos, jefes de grupos en los albergues, levantando un pequeño censo por centro de albergue, creo que no probé alimentos.

Pase por dos farmacias comprando lo necesario para primeros Auxilios, compre un glucómetro y un tensiómetro, compre agua y linternas, estábamos esperando a ETA en categoría 2, luego llegué a la casa, no tenía hambre ni sed, mi casa se convirtió en Albergue.

Cuando me di cuenta había 12 personas adentro, me acosté y cargué el celular un ratito, escuché la primera ráfaga, había llegado la hora Cero, me puse una coraza y supliqué a mi Dios me diera fuerza de búfalo, fe de Abraham, valor del propio JESUCRISTO y la sabiduría de Salomón.

Aún no sabía a lo que enfrentaría, pero una corazonada me mandaba a hacer todo eso, toda la noche fuimos golpeados por vientos de 120 a 150 kilómetros por hora, en todo momento me comunique con los centros de Albergues y las Casas Solidarias, poco a poco, los celulares fueron apagándose, sentí un nudo en la garganta.

Se escuchaba los gritos de los niños, los arboles caer, el zinc de las casas pasar volando, era una novela de terror, aún no sabía qué pasaba, me zumbaba los oídos, la cabeza me daba vueltas.

Había amanecido, no sé cómo y porqué pensábamos que el huracán ya había pasado, mandé a revisar en cada Albergue si no había personas golpeadas o heridas, no, no había, me llené de optimismo, cada quien hicimos el almuerzo, hicimos una buena sopa de res en mi casa y pedí a la gente que estaba qué almorzáramos temprano.

Seguía azotándonos el viento, me sentía cansada, tomé un poquito de sopa y me arecoste en la cama, quizás dormí una hora, cuando de repente escuche un fuerte silbido, me puse las botas y pedí a unos de mis sobrinos que me ayudara a abrir la puerta.

Eran las 2.30 de la tarde, el viento me voló hubo pequeño sobresalto, le pedí que me sostuviera mientras yo miraba qué ocurría afuera, pensé qué buscaban refugió o algo pasaba, cuando en eso, otra sobrina me dice, tía es el ojo de ETA.

 ¿Como?  y lo que sufrimos anochece no era el Huracán? el viento soplaba de Sur a Norte y comprendí todo. Ví cómo los arboles daban sus vidas, recordé al Señor de los Anillos, no me di cuenta que todos llorábamos y temblábamos cuando escuchábamos llegar vientos con ráfagas de 280 kilómetros por hora.

No sabíamos a qué hora nos tocaría con su fuerza mayor, había silencio, solo murmullo, tres horas pasamos ante la embestida de un huracán poderoso de categoría 5.

Después abrí la puerta de nuevo, soplaba vientos aún quizás de 30 nudos, respiré profundo, me limpie las lágrimas y salí a la calle, pase por encima de grandes árboles qué me quedaban viendo mudos.

Acaricié sus fustes y le di muchos besos por habernos protegido, por haber peleado por nosotros a primera línea y mi dolor fue en aumento cuando ví la primera casa desbaratada.

Contabilicé 100 y no pude más, niños tiritando de frío, toda la ropa mojada y sin sol, me sentí inútil e hice lo mejor que sé hacer abrazarlos y reírme con ellos.

Ellos al ver mi sonrisa, obtuve mi primera gran recompensa me regalaron unas sonrisas tan hermosas debajo de unos ojitos preciosos achinados y comencé el recuento de daño.

El momento en qué estoy escribiendo, estoy pensando cómo voy a avanzar hoy, las personas que quedaron sin vivienda están en varios albergues seguros, me estremece Honduras, momento de oraciones.

Trees fought in the front row to save lives says caribean coast poet

The caribean coast poet Brigitte Zacarias Watson, describes in her story how she lived the hardest moments of her life when Eta passed with winds of 280 kilometers per hour, drifting everything in her path, after all she saw many huge fallen trees, she caressed their shafts and He gave them many kisses because he believes that they fought in the front line to protect them.

With the permission of the poet, we share the story that she wrote after the passage of Hurricane Eta in Bilwi, North Caribbean.

We had spent a very busy night, taking hundreds of calls. Talking, organizing people by sector, looking for hostel houses, preparing clinics, talking with the Pastor, checking the infrastructures of the houses where we calculate what a good shelter could be.

Calling and Organizing by groups, group leaders in the shelters, taking a small census per shelter center, I don’t think I tried food.

I went through two pharmacies buying the necessary for First Aid, bought a glucometer and a blood pressure monitor, bought water and flashlights, we were waiting for ETA in category 2, then I got home, I was not hungry or thirsty, my house became a Shelter.

When I realized there were 12 people inside, I lay down and charged the cell phone for a little while, I listened to the first burst, Zero hour had arrived, I put on a breastplate and begged my God to give me buffalo strength, Abraham’s.

I still did not know what I would face, but a hunch told me to do all that, all night we were hit by winds of 120 to 150 kilometers per hour, at all times I contacted the centers of Shelters and Solidarity Houses, little by shortly, the cell phones were turning off, I felt a lump in my throat.

You could hear the cries of the children, the trees falling, the zinc of the houses flying by, it was a horror novel, I still didn’t know what was happening, my ears were ringing, my head was spinning.

It had dawned, I don’t know how and why we thought that the hurricane had already passed, I had each shelter checked if there were no people hit or injured, no, there were none, I was filled with optimism, each of us made lunch, made a good soup beef at my house and I asked the people who were there to have an early lunch.

The wind kept hitting us, I felt tired, I had a little soup and lay down in bed, maybe I slept for an hour, when suddenly I heard a loud whistle, I put on my boots and asked one of my nephews to help me open the door.

It was 2.30 in the afternoon, the wind blew me away, there was a little shock, I asked him to hold me while I looked at what was happening outside, I thought what they were looking for, shelter or something was happening, when in that, another niece told me, Aunt is the eye of ETA .

 How? and what we suffered last night was not the Hurricane? the wind was blowing from south to north and I understood everything. I saw how the trees gave their lives, I remembered the Lord of the Rings, I did not realize that we all cried and trembled when we heard winds coming with gusts of 280 kilometers per hour.

We did not know what time it would touch us with its force majeure, there was silence, only a murmur, three hours we spent before the onslaught of a powerful category 5 hurricane.

Then I opened the door again, winds were still blowing perhaps 30 knots, I took a deep breath, wiped my tears and went out into the street, passed over large trees that left me looking dumb.

I caressed his shafts and gave him many kisses for having protected us, for having fought for us on the front line and my pain increased when I saw the first house destroyed.

I counted 100 and I couldn’t take it anymore, children shivering with cold, all wet clothes and no sun, I felt useless and did my best to hug them and laugh with them.

When they saw my smile, I got my first big reward, they gave me such beautiful smiles under some beautiful slanted eyes and I started the damage count.

The moment I am writing, I am thinking how I am going to move forward today, the people who were left homeless are in various safe shelters, Honduras shakes me, time for prayers.

Relato de Brigitte Zacarias Watson

Comunicador/a Intercultural

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

SUSCRÍBETE a nuestro Periódico Digital Costeño

error: Content is protected !!